La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es una de las patologías más comunes en el varón adulto. Se trata de un crecimiento natural de la glándula prostática que, aunque no es un cáncer, puede provocar importantes molestias al orinar.
Según explica el doctor Pablo Navarro Vílchez, jefe del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud Marbella, “la hiperplasia benigna de próstata es el aumento natural del tamaño de la próstata que ocurre con la edad. Suele aparecer a partir de los 50 años, aunque algunos hombres notan los primeros síntomas antes”.
Los principales signos de alerta son la dificultad para iniciar la micción, el chorro débil o la necesidad de levantarse varias veces por la noche. Si aparecen estos síntomas conviene consultar al urólogo, advierte el especialista.
La enfermedad es muy frecuente: “uno de cada dos hombres mayores de 50 años la padece, y casi nueve de cada diez a los 80”, apunta el doctor Navarro, quien recuerda que se debe “a los cambios hormonales del envejecimiento, que hacen que la próstata siga creciendo lentamente con los años”.
El diagnóstico es sencillo y no invasivo. “Hoy basta con una entrevista clínica, un análisis de orina y de sangre con PSA, un tacto rectal para valorar la próstata y, si hace falta, una ecografía o una flujometría para medir la fuerza del chorro”, explica.
Aunque los síntomas pueden parecer similares a los del cáncer de próstata, el especialista aclara que “la hiperplasia da una próstata grande pero blanda, mientras que el cáncer se nota más dura o irregular. Si hay dudas, se hace una resonancia o una biopsia”.
De la medicación a la cirugía
En fases iniciales, el tratamiento suele ser farmacológico, pero “cuando la medicación no alivia los síntomas o aparecen complicaciones, como dificultad para orinar, infecciones repetidas o daño renal, se valora la cirugía”, indica el doctor Navarro.
El objetivo siempre es mejorar la calidad de vida del paciente y evitar la progresión de la enfermedad.
Técnicas mínimamente invasivas
En los últimos años, la cirugía de la próstata ha dado un salto tecnológico decisivo. “Hoy disponemos de técnicas muy avanzadas y seguras, como el láser de Holmium o el láser verde, que permiten eliminar el tejido prostático con precisión y mínimo sangrado. Son procedimientos mínimamente invasivos y con una recuperación mucho más rápida que la cirugía tradicional”, destaca el especialista.
Las ventajas para el paciente son evidentes: “se sangra menos, se pasa menos tiempo ingresado y la recuperación es mucho más rápida. En muchos casos el alta se da en 24 horas y el catéter se retira muy pronto. Además, se conservan mejor la continencia y la función sexual”.
Tecnología de vanguardia en Quirónsalud Marbella
El jefe del Servicio de Urología subraya que el Hospital Quirónsalud Marbella dispone de equipamiento de última generación: “Contamos con tecnología láser de última generación, especialmente el láser de Holmium (HoLEP), que es hoy el tratamiento de referencia mundial para próstatas de todos los tamaños. Permite una cirugía segura, con mínimo sangrado y una recuperación muy rápida”.
La elección de la técnica depende de cada caso: “Depende del tamaño de la próstata, la edad del paciente y su estado general. En algunos casos se opta por técnicas ambulatorias como el Rezum o el Urolift, y en otros por el láser Holmium, que ofrece una solución definitiva”.
Recuperación rápida y mínima afectación funcional
La mayoría de los procedimientos se realizan con anestesia regional. “Normalmente se usa anestesia raquídea o epidural, el paciente se levanta el mismo día y puede volver a casa al día siguiente. En una semana puede retomar su vida normal, incluso la laboral, sin limitaciones importantes”, explica.
Los resultados son muy satisfactorios: “Los pacientes vuelven a orinar con fuerza, duermen mejor y dejan de tener la urgencia o las pérdidas que tanto les incomodaban. Recuperan su descanso y su ritmo de vida habitual”.
Además, las nuevas técnicas son muy seguras. “El riesgo de incontinencia o disfunción eréctil es mínimo. Eso ha cambiado radicalmente respecto a las cirugías de hace años”, señala el especialista.
La importancia de la prevención
El doctor Navarro insiste en la necesidad de revisiones periódicas a partir de los 50 años, incluso sin síntomas, ya que “permite detectar precozmente tanto la hiperplasia como el cáncer de próstata, que en fases iniciales no dan señales de alarma”.
Y recuerda que los hábitos saludables también ayudan: “Mantener un peso saludable, hacer ejercicio, moderar el alcohol y la cafeína y evitar aguantar la orina demasiado tiempo. Y, por supuesto, revisiones periódicas: la prevención es la mejor herramienta”.













