Delibes, Galdós, Lorca, Matute, Cela, Austen, Machado, García Márquez. Son algunos de los nombres que uno espera encontrar en los estantes de una biblioteca. Templos donde el conocimiento se encarna en páginas de papel y donde la curiosidad humana dibuja puentes hacia mundos desconocidos.
En esta, además, hay cabañas infantiles, una gradería, zona gamer, un estudio de podcast, sofás con tablets y una cabina para grabaciones. Y es que, el nuevo concepto de biblioteca debe reinventarse para responder a las necesidades de una sociedad cambiante. Un lugar donde la lectura convive con nuevas formas de aprender, crear y relacionarse.
Y ese es exactamente el desafío que ha asumido Estepona con su Biblioteca de Culturas Contemporáneas. Un espacio que demuestra no ser “un simple contenedor de libros, sino un generador de vida”, tal y como afirma su director, Alejandro Simón Partal.

Un año desde su alumbramiento: origen y filosofía
Inaugurada oficialmente el 21 de noviembre de 2024, la Biblioteca de Culturas Contemporáneas forma parte del ambicioso proyecto del Centro Cultural Mirador del Carmen. Una torre sociocultural de 12 plantas que domina el horizonte de Estepona, de las cuales ocho están íntimamente dedicadas a la cultura. Cada una ha sido diseñada para un uso específico, con la mirada puesta en las necesidades de todos.
Desde su concepción, su carácter ha sido claro: un espacio transversal, dinámico, orientado al futuro y, sobre todo, a las personas. Simón Partal, poeta y escritor de Estepona, aporta a este proyecto su sensibilidad literaria. Su vocación poética se traduce en una biblioteca que no teme reinventarse y dialogar con el arte, la tecnología, la ciencia, la comunicación y la comunidad.
- La planta 1 (Zona infantil) ha sido diseñada para los más pequeños, de 1 a 12 años. Hay libros infantiles clasificados por edad, juegos didácticos, incluso cabañas infantiles, y un espacio pensado para que los padres puedan trabajar o acompañar a sus hijos con comodidad.
- La segunda (“Zona Futuro”) está destinada a adolescentes entre 13 y 18 años. Se4 trata de un nivel como punto de encuentro polivalente con asientos tipo gradería, zona gamer (videojuegos y realidad virtual), literatura juvenil y cómic, y tabletas para consulta digital.
- La planta número 3 (Consulta / Hemeroteca) es zona para lectura, estudio y descanso, con estanterías dedicadas a las nuevas expresiones (literatura contemporánea, arte, cine, música), novedades y revistas especializadas.
- La cuarta (Investigación) está especializada en temas medioambientales, mar y clima. Aquí se encuentra una enorme estantería de unos seis metros dedicada a estos temas, con acceso tanto a catálogo físico como digital.
- Las plantas 5 y 6 (Coworking y espacios de trabajo) están pensadas para grupos de trabajo, estudiantes o investigadores; además de talleres y actividades con gradas para conferencias o cursos
- La séptima (Gran mesa de trabajo), un espacio amplio donde trabajar, debatir, organizar proyectos
- Y la octava (Resonancias audiovisuales) es la planta más innovadora: alberga un estudio para grabación de podcast, programas de radio y voces, cabina para grabaciones, sala de cine, música, grandes sofás con tabletas integradas para escuchar música – incluso hay una programación en Spotify diseñada para la torre Mirador.
Esta distribución no solo es arquitectónica, sino simbólica: cada planta representa una faceta de la cultura y del estudio. En febrero de 2025, la biblioteca activó el servicio de préstamo con más de 2.000 referencias bibliográficas, según el director Simón Partal. Su oferta incluye libros para todos los públicos, con especial atención a lo juvenil e infantil, y obras de editoriales contemporáneas reconocidas como Libros del Asteroide, Errata Naturae, Acantilado o Impedimenta. Además, tiene un catálogo especializado en medioambiente y arte, alineado con su planta de investigación. Los préstamos se hacen por 15 días, con posibilidad de prórroga por 10 más, y es necesario tener la tarjeta de la Red de Bibliotecas Públicas de Andalucía.
Pero el corazón de la biblioteca no es solo su colección, sino su programa cultural. En su primer año han pasado por allí más de 4.000 personas, con una media diaria de 121 usuarios, según datos municipales. La programación es trimestral y diversa, con talleres de tejido, presentaciones literarias, cine, música y más.
Uno de los hitos fue el Festival Literario de Estepona (FLEST), que congregó en la biblioteca a grandes nombres de la literatura, la historia, la filosofía. la música y la gastronomía. También se organizan talleres familiares: por ejemplo, un taller creativo para niños de 7 a 11 años diseñado para recorrer las ocho plantas de la torre y personalizar cada nivel con objetos cotidianos mezclados con elementos imaginativos.


El director de la biblioteca, Alejandro Simón Partal, ha dejado clara su filosofía desde el inicio. “Aquí todos tienen un lugar para formarse, ampliarse y completarse como ser humano” sintetiza. Así, la biblioteca debe “vivirse como una extensión del hogar”: un lugar donde una persona puede acercarse cada día, no solo para leer, sino para trabajar, recitar, escuchar, discutir, crear. Además, ha subrayado que las obras disponibles no son solo clásicos, sino novedades de editoriales contemporáneas que son referentes literarios en España, lo que refuerza su apuesta por lo actual y lo vivo.
A un año vista, la biblioteca ya ha comenzado a consolidarse como un punto de referencia en la Costa del Sol. No solo atrae a lectores, sino a creadores, estudiantes, familias y curiosos. Al combinar espacios tradicionales de libro con tecnología (realidad virtual, ‘makespace’, podcast) y con áreas de estudio y coworking, logra romper con la imagen clásica de la biblioteca como lugar pasivo.
Su impacto cultural también se refleja en la programación: con más de cincuenta actividades por trimestre multimodales (literatura, música, cine, talleres), el centro promueve sinergias creativas para distintos públicos
Por otro lado, la especialización de la planta 4 en medio ambiente y mar no es solo cosmética: responde a una necesidad creciente de reflexión global sobre el cambio climático, y conecta con investigadores, estudiantes y ciudadanos interesados en estos temas. Esa zona de la biblioteca puede funcionar, a largo plazo, como catalizadora de proyectos educativos y científicos.
En lo social, el coworking y los espacios de trabajo (planta 5 y 7) facilitan la colaboración entre estudiantes, profesionales y emprendedores, promoviendo una comunidad más activa y participativa. La zona gamer y de realidad virtual en la planta 2 conecta a los jóvenes con la lectura y el aprendizaje desde el ocio digital, una estrategia clave en tiempos donde las pantallas dominan.













