El episodio del pasado jueves en las carreteras de Marbella ha puesto en jaque la movilidad de la Costa del Sol. Con más de 30.000 personas desplazadas para asistir al concierto de Manuel Carrasco y a las puertas del festivo 15 de agosto, Marbella quedaba colapsada en todos sus accesos. Más de 8 kilómetros de retenciones se generaron, lo que afectó a muchos asistentes que no pudieron llegar a tiempo. Por ello, el festival tuvo que retrasar «al menos una hora», según testigos, el comienzo del espectáculo.
Una cola kilométrica de coches a los accesos de San Pedro hizo vivir, para muchos, el que fue «el mayor atasco de su vida». Otros, incluso, decidieron regresar y renunciar al concierto: «Me quedé sin verlo por la increíble retención que había, nos tuvimos que dar la vuelta y tardamos más de dos horas en llegar desde Fuengirola a La Cañada», lamentaba Julia, una de las asistentes, a través de redes sociales.
Dispositivo especial: más de 40 efectivos de Policía Local y un dron para controlar el tráfico
Con vistas a la alta fluencia de público, desde la Policía Local de Marbella se desplegó un dispositivo especial con más de 40 efectivos de Policía Local. Además, según indican fuentes municipales, se incluyó un dron que iba monitorizando a tiempo real la situación del tráfico.
Según fuentes oficiales, aunque los parkings funcionaron correctamente, las vías no soportaron el flujo simultáneo de más de 30.000 personas, agravado por varios accidentes. La salida fue igual de caótica, ya que casi todos abandonaron el recinto al mismo tiempo.
En plena temporada alta en la Costa del Sol y con varios eventos masivos a la vez, las carreteras vivían el mayor atasco de todo este verano. Una situación que ha puesto en evidencia, una vez más, los serios problemas de movilidad que afronta la provincia de Málaga. El problema lleva meses siendo denunciado por los alcaldes de los municipios afectados y otras autoridades y dirigentes del Partido Popular (PP).
Más de un año esperando bonificaciones para el peaje que siguen sin llegar
Más de un año ha pasado desde que, por primera vez y de manera histórica, se pusieran sobre la mesa los graves problemas de movilidad que arrastra la provincia de Málaga -y en especial la Costa del Sol- y que tiene su principal foco en la congestión del tráfico en la A-7. Una reunión sin precedentes llevada a cabo en julio de 2024 y que se saldó con promesas de bonificación de la autopista AP-7, la más cara del país. Trece meses después, sin embargo, los usuarios habituales continúan esperando soluciones.
Fue el pasado 28 de noviembre cuando el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenibles dio a conocer, con más detalle, las alternativas posibles para bonificar el uso de la autopista que une a Guadiaro (Cádiz) con Torremolinos (Málaga). Hasta cinco alternativas de descuentos para el peaje fueron anunciadas. Estos, oscilaban entre un 10% y un 50%, en función de los tránsitos que realizasen los usuarios en dicha autopista, según el documento publicado por el propio departamento estatal. Entre las propuestas también se promovía la política de bonificaciones por habitualidad vigente en la Autopista AP-7 entre Málaga y Guadiaro y aumentar la difusión de estas para que llegase a los usuarios interesados.
Para utilizar dichas bonificaciones, según indicó el secretario general de Movilidad Sostenible, Álvaro Fernandez Heredia, no sería necesario registrarse en ningún sitio, pero sí se establecía un requisito: pagar siempre con el mismo medio de pago digital, ya fuese con la tarjeta de crédito o débito (utilizando siempre la misma) o el telepeaje (Vía-T).
No obstante, ninguna de estas alternativas resultan lo suficientemente ambiciosas como para cumplir con el objetivo de desviar el flujo de vehículos desde la A-7 a la AP-7. Atascos, colisiones y retrasos siguen siendo el pan de cada día en la autovía, que presenta problemas habituales de congestión, especialmente a la altura de Marbella. Una situación que, por el momento, parece no resolverse.
Con megaproyectos sobre la mesa como el del futuro tren litoral, cuya viabilidad ya está siendo estudiada y que supondría un vuelco a la movilidad en el litoral malagueño, la prioridad remarcada del Gobierno es solventar las complicaciones de la circulación en el «corto plazo». Ello pasa por mejorar las condiciones de las principales vías ya existentes -A-7 y AP-7- para lo cual se adjudicó un estudio previo en mayo y que contempla ensanchamientos, variantes y nuevas conexiones en estas.
La realidad, no obstante, es que las soluciones más inmediatas parecen pasar por las bonificaciones prometidas de la AP-7, y estas aún no se han aplicado, a pesar de que el coste total roza los 20 euros en caso de optar por las tres puertas de peaje que atraviesan la Costa del Sol.
La movilidad, asignatura pendiente en la provincia
El episodio del pasado jueves en Marbella es una revelación de cómo la movilidad sigue siendo la asignatura pendiente en la provincia de Málaga. Esta realidad, unida a los múltiples accidentes que ocurren en la A-7 -casi a diario- y las largas retenciones que sufre la misma, evidencian que la Costa del Sol necesita un proyecto especial de movilidad que atienda al crecimiento exponencial de la población. Más aún en Marbella, la única ciudad de toda España con más de 100.000 habitantes que no tiene tren.