Marbella ha cerrado noviembre con uno de los mejores balances turísticos de las últimas dos décadas, “consolidando su liderazgo como destino de referencia durante todo el año”, según ha apuntado la directora general del ramo, Laura de Arce, quien ha destacado que “gracias a la firme apuesta por la celebración de grandes eventos deportivos, como el Ironman 70.3, y el turismo de congresos, con citas tan destacadas como la organizada por la Federación Mundial de Ciudades Turísticas (WTCF), la ciudad ha superado ampliamente la media histórica de ocupación hotelera para este mes”.
Durante el pasado noviembre, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se registraron un total de 42.091 visitantes alojados en establecimientos hoteleros, lo que supone un incremento del 31,3 por ciento respecto al mismo periodo de 2024. De ellos, 31.161 eran turistas internacionales y 10.930 nacionales. Estas cifras se traducen en 135.320 pernoctaciones, con un notable predominio del mercado extranjero (109.674), que alcanza su máximo histórico desde que se tienen registros. Las pernoctaciones nacionales ascendieron a 25.646.
La ocupación media hotelera alcanzó el 54,47 por ciento, la cifra más elevada desde 2021, en un contexto en el que actualmente operan en la ciudad veinte hoteles más que en aquel año, lo que pone de manifiesto un incremento real y significativo del nivel de ocupación. Asimismo, el precio medio por habitación se situó en 171,01 euros, solo dos euros por debajo del máximo registrado en noviembre de 2021. En términos de rentabilidad, los ingresos por habitación ocupada alcanzaron los 94,69 euros, “el dato más alto jamás registrado para un mes de noviembre en Marbella”, ha resaltado De Arce, quien ha subrayado que “la apuesta por segmentos estratégicos como el turismo deportivo, el de congresos o el premium está dando frutos y reforzando nuestra imagen como un destino atractivo durante todo el año”.
Este aumento de la actividad turística también ha tenido un impacto directo en el empleo, con 3.001 personas trabajando en establecimientos hoteleros, lo que representa un aumento del 23 por ciento respecto a noviembre del año pasado y la cifra más alta desde que existen registros. Este crecimiento consolida la estabilidad de las plantillas del sector y beneficia a actividades económicas vinculadas, como la restauración, el transporte o el comercio local.












