Primero, la caña. Si es tradicional. ni hierro ni acero: caña verde, firme y fresca, cortada con experiencia. Luego, las sardinas: seis o siete, ensartadas en paralelo con la precisión de un ritual antiguo. Un puñado de sal, nada más. Y al fuego. Clavando el espeto en la barca, convertida en altar de brasas de leña de olivo o almendro, que chisporrotean con paciencia. Así empieza la historia de cada espeto, manjar humilde convertido en emblema malagueño, al borde del mar.
Desde Málaga capital hasta los rincones más escondidos del litoral occidental, los chiringuitos ofrecen un viaje a través del humo, una ruta por la Costa del Sol siguiendo el rastro del espeto. Porque detrás de cada espeto hay una forma de vivir, una memoria salada, y el calor del sol que da nombre a esta tierra.
Miguelito el cariñoso o el Merlo, en Málaga capital
Arrancamos la ruta en la capital, en el histórico barrio marinero de Pedregalejo, donde las barcas varadas aún se convierten en parrillas frente al mar. Allí se encuentra Miguelito el cariñoso, un chiringuito con sabor a tradición, donde el espeto sigue siendo protagonista. Lo mejor de todo: puedes pedirlo y llevarlo directamente a la playa, para disfrutarlo con los pies en la arena y el Mediterráneo delante.
En esa misma línea de sencillez y a escasos metros nos encontramos con el Merlo, con esencia propia, donde, por solo 2 euros, puedes saborear lo mejor del litoral. En realidad, lo que realmente convierte a este lugar en un punto de peregrinación, son sus míticas frases como “si me pierdo, buscadme en Málaga” o “en Málaga cabemos todos, hasta los raros”. Más que un eslogan, es una declaración de intenciones.
Canarias y Los Leones, en Torremolinos
En el pulmón de La Carihuela, se encuentra el Chiringuito Canarias, un clásico que ha sabido mantenerse vigente con el paso de los años. Su decoración moderna le da un toque fresco y actual, pero sin perder la esencia de siempre: los espetos de sardinas son los auténticos protagonistas. Con una ubicación privilegiada, este chiringuito se ha ganado su lugar como referente de la gastronomía malagueña. No en vano, uno de sus espeteros fue galardonado con el premio al Mejor Espeto de la Costa del Sol en la octava edición del certamen.
El Chiringuito Los Leones lleva desde 1962 asando espetos junto al mar, con más de 60 años de historia y cuatro generaciones al frente. Convertido en un clásico de Torremolinos, sus sardinas a la brasa mantienen el sabor auténtico de siempre, convirtiendo cada espeto en un homenaje a la tradición marinera de la Costa del Sol.
Las Gaviotas o el Virgen del Mar, en Benalmádena
La ruta continúa en Benalmádena, con parada en uno de los chiringuitos más emblemáticos: Las Gaviotas. En la playa de Santa Ana, lleva más de dos décadas conquistando a locales y visitantes con sus espetos, que se asan a pocos metros de la orilla. Con espeteros curtidos en el arte de la caña y la brasa, aquí el sabor es tradición y mar en estado puro.
Además, cabe mencionar el Chiringuito Virgen del Mar, sinónimo de cocina tradicional. Con un ambiente familiar y trato cercano, este clásico frente al mar destaca por sus espetos, que se preparan al fuego con el mimo de toda una vida.
Botavara y la Cepa Playa, en Fuengirola
En el Paseo Marítimo Rey de España, en Fuengirola, se encuentra Botavara, uno de los restaurantes más populares del verano. Su fama no es casual: el pescado fresco es su gran sello, y sus espetos atraen como un imán a quienes pasean por la costa y se dejan llevar por el aroma de las brasas.
Y desde 1959, la Cepa Playa. Un lugar que combina tradición, calidad y pasión por la cocina mediterránea. Tal y como ellos mismo se definen son “historia viva de la Costa del Sol”, un lugar donde los espetos de sardinas se han convertido en el motivo de miles de momentos inolvidables.
Arroyo o el Royal Beach Pirata, en Mijas
Muy cerca, en la Cala de Mijas, se encuentra Arroyo, un chiringuito acogedor en la playa, junto a la calle Torremolinos. Aquí el ambiente es relajado, sin prisas, como debe ser. Su especialidad: pescado al espeto y paella, servidos con sencillez y sabor malagueño. Uno de esos rincones que el verano convierte en imprescindibles.
Con una temática singular, pero con un sabor tradicional, el chiringuito royal Beach Pirata también se posiciona entre los favoritos de los costasoleños y visitantes para degustar el sabor de un buen espeto.
Marbal-la y el Bar El Cordobés, en Marbella
No se puede recorrer la Costa del Sol sin detenerse en Marbella. Allí nos espera Marbal-la, el antiguo Pepes Bar, todo un referente desde 1969 que ahora luce nueva imagen, pero conserva el alma de siempre. Situado en la Avenida del Mar, junto al Duque de Ahumada, es uno de los chiringuitos más demandados para disfrutar de unas sardinas al espeto con vistas.
Otro imprescindible es el Bar El Cordobés, en calle Arte, famoso por sus espetos pese a no estar a pie de playa. Su ubicación más discreta no le resta ni un ápice de autenticidad ni sabor: aquí el espeto se respeta y se cocina con la misma dedicación que en los chiringuitos más tradicionales.
Bahía Beach, en Casares Costa
En Casares Costa, Bahía Beach combina elegancia y sencillez con una naturalidad que solo el Mediterráneo permite. Sus preciosas vistas dan directamente a la playa, donde el rumor de las olas acompaña cada bocado. Aquí, en medio de un entorno cuidado y sofisticado, uno puede sentarse a disfrutar de algo tan sencillo —y tan delicioso— como un espeto.
Chiringuito Madero y Paco, en Estepona
En plena Playa de la Rada, en Estepona, se alza el Chiringuito Madero, que en 2017 fue reconocido con el premio al mejor espeto de la Costa del Sol. Las sardinas aquí se asan con maestría, pero también sorprenden los gambones al espeto, hechos con leña de naranjo, que aportan un aroma único. Frescura, sabor y tradición, frente a una de las playas más queridas del litoral.
Muy cerca, te espera el Chiringuito Paco, un referente en el arte del espeto y con una extraordinaria ubicación desde la que se pueden contemplar vistas impresionantes de Gibraltar y del norte de Marruecos. Se trata de un negocio familiar fundado en 1997, que lleva el nombre de su creador como homenaje a sus orígenes.
Manilva Beach y el Varadero, en Manilva
Y para cerrar esta ruta, llegamos a Manilva, en la Playa Chullera. Allí, el Chiringuito Manilva Beach despide el recorrido con uno de los espetos más aclamados de la costa. A pie de la antigua N-340, es conocido no solo por sus sardinas, sino también por la lubina al espeto. Un lugar perfecto para brindar junto al mar con una copa de vino o una cerveza bien fría.
Lo mismo pasa con El Varadero, en la Plaza de la Colonia, a pie de playa. Un lugar reconocido debido al éxito de José Moreno, como mejor espetero de Málaga 2020 y como encargado de mantener con vida un arte de la gastronomía malagueña que forma parte de la identidad cultural costasoleña.
Aunque se dice que los espetos están mejor en los meses sin «r», lo cierto es que, en la Costa del Sol, cada momento es perfecto para saborear este manjar. Y lo mejor de todo, su precio. En muchos chiringuitos, este lujo, tan propio del litoral, se convierte en un placer accesible para todos, con precios que permiten disfrutar de la auténtica esencia del mar sin renunciar a la calidad.