Málaga y su provincia están creciendo a pasos de gigante. Toda la Costa del Sol está notando especialmente ese cambio. Y eso genera una mayor demanda, pero también una oferta muy amplia para el cliente. En la gastronomía, desde la comida italiana hasta los restaurantes asiáticos, pasando por las tan solicitadas hamburguesas o los chiringuitos. Sin embargo, lo que no pasa de moda es la comida tradicional española, el cuchareo de toda la vida. Se está perdiendo más en las casas, principalmente por la rutina tan agitada que tienen los jóvenes, pero algunos lugares como Restaurante Frutos nos recuerdan que hay manjares de la tierra que deben acompañarnos siempre.
Porque algo tan sencillo como lo de siempre es lo que hace especial a Frutos, un emblema de Torremolinos y de la Costa del Sol. Actualmente es Carlos Herranz, hijo del fundador, el responsable de este restaurante, el más antiguo de la ciudad, y ha querido acompañarnos en este humilde homenaje de ONCESOLES para conocer la historia de un lugar tan icónico que cumple nada menos que 70 años en este 2025.
El secreto, como nos cuenta Carlos en una de las mesas de su gran comedor, es “adaptarte a lo que la gente quiere, manteniendo la relación precio-calidad”. En algún momento ha habido tentación de innovar en exceso, pero en esta cocina lo tienen claro: “Para hacer otras cosas, ya hay muchos sitios”.
Aunque en Restaurante Frutos no se olvidan de que la sociedad progresa y sus platos deben hacerlo al unísono, modernizando presentaciones y adaptándose un poco a los tiempos. “Pero la base siempre va a ser la misma. Tenemos un par de platos de cuchara que vamos cambiando diariamente: alubias, legumbres, el gazpachuelo malagueño… Y eso, hay una generación que lo pierde, pero intenta retomarlo porque ya en casa nuestras madres y nuestras abuelas no están. Ahí estamos nosotros, para que no se pierdan”, explica Carlos.
Los inicios de Frutos: aprendizaje en Madrid y una apuesta arriesgada
Frutos Herranz cambió Segovia con tan solo 14 años por la capital. Se fue a Madrid en plena posguerra, con varios trabajos para salir adelante. Su hijo recuerda que el lugar donde más se formó era la Cafetería Puerto Rico, en Gran Vía, donde tenía a su cargo a 35 trabajadores. Entonces, una mujer propietaria de algunos terrenos en Torremolinos le convenció para que aterrizara en la Costa del Sol.
“Aquí no había nada, era una aventura”, subraya Carlos. Frutos inició su actividad en 1955 como la cafetería Los Álamos, junto a la gasolinera del mismo nombre. Arrancó por cuenta ajena hasta que, pocos meses después, logró que le alquilaran el sitio para empezar su andadura en solitario. Entre risas, Carlos apunta que le cobraban a diario el alquiler: “Eran tiempos difíciles…”.
Hay que tener en cuenta lo diferente que era Torremolinos en aquel entonces, anexionada a Málaga y sin la independencia turística que tiene hoy en día. Tampoco había esa facilidad con los desplazamientos como ahora: “Venir de Málaga era una aventura”. En 1968 ocupó su ubicación actual, inauguró la parte del restaurante de la cocina y la barra. Alternaba el trabajo en los dos locales, uno en verano y otro en invierno. “Los segovianos son muy duros, ahorradores e inversores”, reconoce Carlos.
En 1971 cerró la parte antigua e hizo la terraza a un lateral: “Poco a poco le fue haciendo inversiones, nunca dejó de meterle dinero”. Todo lo que tuvo se lo ganó. Frutos no tenía vacaciones. Abría todos los días del año, “menos Nochebuena”, afirma Carlos Herranz en esta entrevista a ONCESOLES, donde desvela una anécdota con un amigo de Galicia que se encariñó con La Carihuela y que “le convenció para que, al menos, cerrara el domingo por la noche”. “Era muy duro, gente que estaba hecha de otra madera”, añade Carlos, que reconoce que era complicado que su padre se quedara en casa, a pesar de la enfermedad que le castigó en sus últimos años, antes de su fallecimiento en 2005.
Pioneros de la tradición castellana en Málaga
En Restaurante Frutos nunca ha faltado el ‘pescaíto’ ni los platos más característicos de nuestra tierra, pero lo que la familia Herranz ha logrado establecer en la Costa del Sol es una carta culinaria más típica de la zona interior del país, como el cochinillo: “No se destilaban las carnes de ternera e introdujo lo que conocía de Madrid”. En definitiva, Frutos conjuga esa tradición castellana con la identidad y las costumbres malagueñas. De hecho, el logotipo es una mezcla del Acueducto de Segovia y el cenachero de Málaga: la parte de los asados y las carnes, con los pescados y mariscos.
La concejala de Comercio del Ayuntamiento de Torremolinos, Isabel Vargas, también nos acompaña en este reportaje sobre Frutos y ha querido incidir en la “importancia” para la ciudad de contar con empresas así, “que han pasado de generación en generación”. “Todo el mundo conoce Frutos aquí y fuera. La gente que viene a Torremolinos hace su reserva. Tenemos fantásticas playas, pero también muy buena gastronomía”, explica la edil, que nos ha dado algunas píldoras de la que será la tercera edición de ‘Pioneros del Comercio’ para homenajear a los comerciantes más importantes de la ciudad. En este acto, que se celebrará en junio, estará Restaurante Frutos como uno de los protagonistas.
La competencia cada vez es mayor, por eso es fundamental ser reconocible por el público. “Tienes que centrarte en lo tuyo”, reivindica Carlos Herranz. “La cantidad de negocios que hay en nuestra costa es tremenda. Hay mucha competencia”, continúa. “Hablan de la costa gaditana, pero ponte a contar negocios desde primera línea de playa”, zanja. En Frutos han notado el crecimiento de la Costa del Sol y, concretamente, de Torremolinos: “Todo el que viene a Torremolinos se va encantado. Eso es importante, tanto extranjeros como nacionales si están pagando esos dineros en vacaciones es que se ha mejorado mucho”.
Las estrellas de Restaurante Frutos y una bodega especial
Entre los muchos platos imperdibles de este lugar, Carlos destaca dos, que son los más solicitados por el público: el steak tartar y, por supuesto, la ensaladilla rusa. Este último “es una ensaladilla normal, con los ingredientes normales y tradicionales”. “Mi padre cogía una mesa pequeña, cogía un poco más de mayonesa, le ponía unas gambitas, huevo duro picado… y toda esa parafernalia le encantaba a la gente”, dice Carlos, que recomendó cambiarla en la carta a “especial”, ya que esa forma de elaborarla, frente al cliente, gusta mucho. Y algo parecido sucede con el steak tartar.
Esta ensaladilla rusa no solo es de las mejores de Málaga, también tiene fama a nivel nacional. Es una de las muchas cosas que aprendió Frutos Herranz en la cafetería Puerto Rico de Gran Vía, en Madrid. Destaca, como el restaurante en general, por su acierto y sencillez. Con el paso de los años, ha ido mejorando en su presentación, adaptándose a los tiempos. La edil Isabel Vargas afirma entre risas que muchos turistas, sobre todo españoles, llegan a Torremolinos con un plan claro: ir a Frutos a probar su “ensaladilla especial”.
Por otro lado, unas 200 referencias avalan su amplia bodega de vinos. El local, que se encuentra en Avenida la Riviera 80, se distribuye en la zona de taberna, el restaurante y una terraza acristalada con mucha luz. Y una de las cosas más valoradas, las dos zonas de aparcamientos privados, con un total de 40 plazas. Facilidades para disfrutar de una experiencia gastronómica especial y brindar por los 70 años de Restaurante Frutos.
“Siempre es un placer visitar Frutos…no podremos olvidarnos jamás de su excelente personal, tan profesional y atento. Uno de los lugares que uno desea que no cambie nunca: comida y hospitalidad siempre de diez. Volveremos”, reseñan algunos de los que han pasado en alguna ocasión por el restaurante. Algunos, incluso lo renombran en portales como Tripadvisor como “el mejor de toda Málaga”.
Los años van pasando y la oferta gastronómica de la Costa del Sol se abre cada vez más a sabores nuevos, únicos y exóticos. Es una comarca diversa, rica, donde la variedad de culturas es bien recibida. Pero también es tierra de tradiciones, de apostar por lo auténtico. Lo de siempre. Algo que en Frutos conocen muy bien.
Lo cierto es que quedarse con un solo restaurante de Torremolinos y sus alrededores es muy difícil. Lo que sí queda claro es que Frutos puede presumir, a sus 70 años, de haber sabido mantener y respetar lo auténtico, adaptándose a los nuevos tiempos. Una amplia trayectoria que este ONCESOLES homenajea. Pero no se asusten, según parece, queda Frutos para rato.