Agentes de la Policía Nacional, en una operación conjunta con la Diran (Dirección Antinarcóticos) de la Policía Nacional de Colombia y la agencia HSI estadounidense (Homeland Security Investigations), han desarticulado una organización criminal dedicada al tráfico internacional de cocaína y han intervenido 740 kilos de estupefaciente.
La investigación, en la que también han colaborado la OFAST francesa y las autoridades de Suecia, ha permitido detener a nueve personas — tres en Málaga y seis de ellas en el municipio madrileño de Aranjuez– entre las que se encuentran varios Objetivos de alto Valor (High Value Targets) de Europol.
En los registros realizados, los agentes han intervenido casi 50.000 euros en efectivo, 30 teléfonos móviles, cinco vehículos, un arma corta de fuego y un chaleco antibalas.
La investigación se inició en abril de 2021 gracias a los canales de cooperación policial internacional en el marco de la lucha contra el narcotráfico. Fruto de la estrecha colaboración con la Policía Nacional de Colombia y la agencia HSI estadounidense, los agentes tuvieron conocimiento de que los principales miembros de una de las organizaciones criminales más activas de Europa estaban asentados en la costa malagueña.
Las pesquisas evidenciaron que el entramado estaba formado por individuos de distintos países –como Suecia, Francia e Inglaterra– con contactos tanto en los países de origen de la cocaína en Sudamérica, como en los de de destino, principalmente Bélgica, Holanda y España. Además, los investigados eran objetivos prioritarios de las autoridades de sus respectivos países y Objetivos de Alto Valor (High Value Targets) de Europol.
Con el avance de la investigación, y tras confirmar que varios miembros de la organización estaban afincados en la zona de la costa malagueña desde hacía más de 20 años, los agentes detectaron varias reuniones de éstos con otros individuos dedicados a introducir drogas en el país.
Asimismo, observaron numerosos viajes a otros países europeos y a Dubái, punto desde donde los inversores del estupefaciente impartían directrices como responsables directos de la actividad ilícita del entramado.
En noviembre del pasado año, los investigadores se percataron de cómo la organización intensificaba las reuniones para la distribución en España, y el resto de Europa, de un cargamento de cocaína que presuntamente había sido introducido en España.
En este sentido, detectaron desplazamientos de los investigados desde la costa malagueña hasta Madrid observando cómo regresaban a Málaga después de los encuentros, han indicado desde la Policía Nacional en un comunicado.
A partir de entonces entró en escena la rama operativa del entramado, compuesta por individuos de nacionalidad sueca –también asentados en la Costa del Sol– conocidos por las autoridades de Suecia por su alto grado de peligrosidad, siendo uno de ellos un conocido miembro de la ‘Mocro-Mafia’ holandesa.
CARGAMENTO DE 740 KILOS DE CLORHIDRATO DE COCAÍNA
Tras las gestiones policiales practicadas, los investigadores detectaron que los encargados de la distribución de la droga se desplazaron en dos furgonetas hasta una finca a las afueras de Aranjuez (Madrid).
Allí observaron cómo una de ellas accedía al interior de la finca, mientras la otra permanecía en las proximidades realizando labores de contravigilancia.
Fue cuando los agentes realizaron la explotación de la operación, que finalizó con la intervención de 740 kilos de clorhidrato de cocaína y la detención de los seis miembros de la organización que se encontraban allí –cinco en el interior de la finca y un sexto individuo en el exterior vigilando–. De forma simultánea, se detuvo en Málaga a los tres responsables del entramado criminal en España.
Tras 20 meses de investigación, y fruto de las nueve detenciones realizadas, quedaba desarticulada por completo una de las organizaciones criminales dedicadas al tráfico internacional de cocaína más activas y potentes de Europa.
Por otra parte, en los registros practicados los agentes intervinieron casi 50.000 euros en efectivo, cinco vehículos, 30 teléfonos móviles (la mayor parte de ellos con las comunicaciones encriptadas), un arma corta de fuego y un chaleco antibalas.
